< Salmos 40 >

1 Cuando esperaba en silencio al Señor, su corazón se volvió hacia mí y escuchó mi clamor. 2 Él me sacó de la fosa mortal. me salvó de hundirme en él pantano; Puso mis pies sobre una roca e hizo mis pasos seguros. 3 Y puso una nueva canción en mi boca, alabanza a nuestro Dios; mucho lo han visto con temor y han puesto su fe en el Señor. 4 Feliz es el hombre que tiene fe en el Señor, y no le da honor a los hombres orgullosos ni a aquellos que adoran dioses falsos. 5 Oh Señor mi Dios, grandes son las maravillas que has hecho; y tus pensamiento para con nosotros; no es posible ponerlos en orden delante de ti; si yo anunciare y hablare de ellos, su número es mayor de lo que puedo contar. 6 No te agrada ofrendas de bestias o frutos de la tierra; : por las ofrendas quemadas y las ofrendas por el pecado no hiciste ninguna solicitud. En cambio has abierto mis oídos. 7 Entonces dije: Mira, vengo; está registrado de mí en el rollo del libro, 8 Mi deleite es hacer tu voluntad. oh mi Dios; de verdad, tu ley está en mi corazón. 9 He dado noticias de justicia en la gran reunión; Oh Señor, tienes conocimiento de que no he retenido mis palabras. 10 No me he quedado callado acerca de tu justicia, no se ha plegado en mi corazón; He dejado en claro tu palabra verdadera y tu salvación; No he mantenido en secreto tu misericordia o tu fe de la gran reunión. 11 No tomes de mí tus gentiles misericordias, Señor; deja que tu misericordia y tu verdad me mantengan a salvo para siempre. 12 Porque males innumerables me han rodeado; mis pecados me han alcanzado, de modo que me doblo con su peso y no puedo levantar la vista; son más que los pelos de mi cabeza, mi fuerza se ha ido por ellos. 13 Ten placer, oh Señor, para sacarme del peligro; Oh Señor, ven rápido y dame ayuda. 14 Los que buscan mi alma para su destrucción tienen vergüenza y confusión; sean retrocedidos y vueltos insensatos los que mi mal desean. 15 Que aquellos que me digan, ¡Ajá, aja! Sean avergonzados. 16 Que todos los que te buscan se alegren y tengan gozo en ti; Que los amantes de tu salvación alguna vez digan: Que el Señor sea enaltecido. 17 Aunque esté afligido y tengo necesidad, el Señor me tiene en mente; eres mi ayuda y mi salvador; no te tardes, oh mi Dios.

< Salmos 40 >