< Salmos 139 >

1 Jehová, tú me has examinado, y conocido.
Oh Yavé, Tú me escudriñaste y conociste.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.
Tú sabes cuándo me siento Y cuándo me pongo en pie, De lejos entiendes mi pensamiento.
3 Mi senda, y mi acostarme has rodeado; y todos mis caminos has conocido.
Vigilas cuando camino Y cuando reposo, Y estás íntimamente familiarizado con todos mis caminos.
4 Porque aun no está la palabra en mi lengua, y, he aquí, Jehová, tú la supiste toda.
Aun antes que haya una palabra en mi lengua, Ciertamente, oh Yavé, Tú la sabes toda.
5 Detrás y delante tú me formaste; y pusiste sobre mí tu mano.
Me rodeaste por detrás y por delante, Y pusiste tu mano sobre mí.
6 Más maravillosa es la ciencia que mi capacidad: alta es, no puedo comprenderla.
[Tal] conocimiento es demasiado maravilloso para mí. Alto es, no puedo alcanzarlo.
7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿y a dónde huiré de delante de ti?
¿A dónde puedo irme de tu Espíritu? ¿O a dónde puedo huir de tu Presencia?
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si hiciere mi estrado en el infierno, héte allí. (Sheol h7585)
Si subo al cielo, allí estás Tú, Y si en el Seol preparo mi cama, Mira, allí estás Tú. (Sheol h7585)
9 Si tomare las alas del alba, y habitare en el cabo de la mar,
Si tomo las alas del alba Y vivo en la parte más remota del mar,
10 Aun allí me guiará tu mano; y me trabará tu diestra.
Aun allí me guiará tu mano Y me sostendrá tu mano derecha.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán: aun la noche resplandecerá por causa de mí.
Si digo: Ciertamente la oscuridad me cubrirá, La luz a mi alrededor será la noche.
12 Aun las tinieblas no encubren nada de ti; y la noche resplandece como el día: las tinieblas son como la luz.
Aun la oscuridad no es oscura para Ti, La noche resplandece como el día. Lo mismo son la oscuridad y la luz.
13 Porque tú poseiste mis riñones; cubrísteme en el vientre de mi madre.
Tú formaste mis órganos internos. Me tejiste en el vientre de mi madre.
14 Confesarte he, porque terribles y maravillosas son tus obras: estoy maravillado, y mi alma lo conoce en gran manera.
Te doy gracias, Porque soy temerosa y maravillosamente formado. Maravillosas son tus obras, Y mi alma lo sabe muy bien.
15 No fue encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fui hecho en secreto: fue entretejido en los profundos de la tierra.
No fueron encubiertos de Ti mis huesos, Cuando en secreto fui hecho, Y entretejido en las profundidades de la tierra.
16 Mi imperfección vieron tus ojos; y en tu libro estaban todas aquellas cosas escritas, que fueron entonces formadas, sin faltar una de ellas.
Tus ojos vieron mi embrión, Y en tu rollo estaban escritos todos Los días que me fueron ordenados, Cuando aún [no existía] uno de ellos.
17 Así que ¡cuán preciosos me son tus pensamientos, o! Dios! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!
¡Oh ʼEL, cuán preciosos me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!
18 Si las cuento, multiplícanse más que la arena: despierto, y aun estoy contigo.
Si los cuento, serían más que la arena. Cuando despierto, aún estoy contigo.
19 Si matases, o! Dios, al impío; y los varones de sangres se quitasen de mí;
¡Oh ʼEloah, si mataras al perverso, Si, por tanto, se alejan de mí los hombres sanguinarios!
20 Que te dicen blasfemias: ensoberbécense en vano tus enemigos.
Porque hablan contra Ti perversamente, Y tus enemigos toman [tu Nombre] en vano.
21 ¿No tuve en odio, o! Jehová, a los que te aborrecieron? ¿y peleo contra tus enemigos?
Oh Yavé, ¿No aborrezco a los que te aborrecen? ¿No repugno a los que se levantan contra Ti?
22 De entero odio los aborrecí: túvelos por enemigos.
Con absoluto odio los aborrezco. Son mis enemigos.
23 Examíname, o! Dios, y conoce mi corazón: pruébame, y conoce mis pensamientos.
Escudríñame, oh ʼEL, y conoce mi corazón. Pruébame y conoce mis ansiosos pensamientos,
24 Y ve si hay en mí camino de perversidad; y guíame en el camino del mundo.
Ve si hay en mí camino de perversidad Y guíame en el camino eterno.

< Salmos 139 >