< Job 29 >

1 Job siguió hablando. 2 “¡Ojalá volviera a los viejos tiempos en que Dios me cuidaba! 3 Su luz brillaba sobre mí y alumbraba mi camino en la oscuridad. 4 Cuando era joven y fuerte, Dios era mi amigo y me hablaba en mi casa. 5 El Todopoderoso seguía conmigo y estaba rodeado de mis hijos. 6 Mis rebaños producían mucha leche, y el aceite fluía libremente de mis prensas de aceitunas. 7 Salí a la puerta de la ciudad y me senté en la plaza pública. 8 Los jóvenes me veían y se apartaban del camino; los ancianos me defendían. 9 Los dirigentes guardaron silencio y se taparon la boca con las manos. 10 Las voces de los funcionarios se acallaron; se callaron en mi presencia. 11 “Todos los que me escuchaban me alababan; los que me veían me elogiaban, 12 porque daba a los pobres que me llamaban y a los huérfanos que no tenían quien los ayudara. 13 Los que estaban a punto de morir me bendijeron; hice cantar de alegría a la viuda. 14 Siendo sincero y actuando correctamente eran lo que yo llevaba como ropa. 15 Fui como los ojos para los ciegos y los pies para los cojos. 16 Fui como un padre para los pobres, y defendí los derechos de los extranjeros. 17 Rompí la mandíbula de los malvados y les hice soltar su presa de los dientes. 18 Pensé que moriría en casa, después de muchos años. 19 Como un árbol, mis raíces se extienden hasta el agua; el rocío se posa en mis ramas durante la noche. 20 Siempre se me concedían nuevos honores; mi fuerza se renovaba como un arco infalible. 21 “La gente escuchaba atentamente lo que yo decía; se callaba al escuchar mis consejos. 22 Una vez que yo hablaba, no tenían nada más que decir; lo que yo decía era suficiente. 23 Me esperaban como quien espera la lluvia, con la boca abierta por la lluvia de primavera. 24 Cuando les sonreía, apenas podían creerlo; mi aprobación significaba todo el mundo para ellos. 25 Decidí el camino a seguir como su líder, viviendo como un rey entre sus soldados, y cuando estaban tristes los consolaba”.

< Job 29 >